Los tambores de su tierra, siempre Buñuel escuchó.
En su alma iban grabados igual que en su corazón.
Tiembla la tierra al oír, los bombos y los tambores
que todas las primeras,despiertan siguiendo a un hombre.
Por toda la humanidad, en la cruz murió clavado.
No predicaba violencia, ni le gustaba el pecado.
Al triste daba consuelo, a los enfermos su mano.
El amor a los demás, su religión, su legado.
El bombo golpea duro, tañe con furia el tambor.
¡No solo tiemble la tierra!, ¡despiertese el corazón!
La codicia y egoísmo, mata a miles de inocentes.
Al igual que el terrorismo, las guerra por intereses.
El amor a los demás suena a dulce melodía.
De nada le sirve al hombre,si el alma no llega a oírla.
Tambores,bombos sonar tenemos que despertarnos.
cristo nos mostró el camino, no nos dejéis olvidarlo.
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